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Deuda externa y fondos buitres
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Deuda externa y fondos buitres

No te preocupes por la Deuda!

Resumen de la información tratada en la charla de capacitación sobre economía del miercoles 16 de julio se desarrollo en la Biblioteca Azucena Villaflor

Don’t worry about debt! (No te preocupes por la Deuda!)

La deuda del Estado Argentino se compone de deuda en divisas, la llamada deuda externa, y la deuda en moneda local o en pesos. Como se muestra en el cuadro siguiente, considerando los tenedores de bonos que no quisieron entrar en el canje (llamados holdouts), la deuda externa representa un 40% y la deuda en pesos un 60%.

 

¿Qué significado tiene esta distinción? Comencemos por la deuda externa. Para la economía argentina, pagar deuda externa significa en primer lugar hacerse de las divisas (dólares) necesarios a cada vencimiento; y la única forma que tenemos para hacerlo es mediante mayores ingresos que egresos de divisas. Para ello, se deben aumentar las exportaciones lo suficiente como para alcanzar la cantidad de dólares, o se bajan las importaciones para que no haya salida de divisas o bien se toma un préstamo externo para pagar otro préstamo (el famoso “roll over”). En el primer y segundo caso, aunque tienen efectos diferentes, viviríamos con lo nuestro y tendríamos independencia en la política económica. Por el contrario, en el tercer caso la renovación de la deuda, el acreedor (generalmente el FMI) quiere asegurarse su cobro y por lo tanto en los contratos de préstamos se incluye condiciones sobre la política económica a aplicar. Las condicionalidades se elaboran sobre la base de un diagnóstico de la economía argentina ideológicos y errados donde los principios de la división internacional del trabajo nos asigna el rol de ser una economía dedicada en la producción de granos y alimentos poco elaborados. De modo que el centro de la cuestión está en como aumentar las exportaciones y reducir las importaciones.

Evidentemente todas estas consideraciones no son necesarias para la deuda en pesos. La relación que se tiene en cuenta es con la capacidad del Estado de tener una recaudación impositiva mayor que sus gastos corrientes y de inversiones. Por otra parte todos los estados del mundo guardan una relación de deuda en su propia moneda con el único cuidado flexible que la misma guarde relación con el PIB, es decir con el volumen de producción nacional y con su ciclo, difícilmente esta deuda represente un escollo al crecimiento del país. De modo que debemos concentrarnos en el análisis de la deuda externa.

La evolución de la misma en la última década ha sido por demás positiva. Si tomamos como indicador la relación deuda sobre exportaciones, o bien la cantidad de exportaciones totales anuales que se deben realizar para pagar la deuda externa pública se observa que ha caído a más de la mitad.

¿Por qué es importante preservar el sector externo?. Veamos. La economía argentina se caracteriza por una estructura del sector externo donde, esquemáticamente, exportamos productos primario, algunos con algún grado de elaboración, e importamos insumos para el funcionamiento de nuestras industrias.

Ahora bien, el crecimiento del nivel de empleo y de la economía depende de la performance del sector industrial que motoriza al resto de los sectores. Y el aumento de la producción manufacturera requiere de importaciones. La dificultad es que la industria no produce para exportar lo suficiente para “bancar” su propio crecimiento.

Una parte de la deuda externa proviene de las importaciones en exceso de las exportaciones durante la década de políticas aperturistas y neoliberales del 90 (60%) y la restante (40%) es el producto del propio juego financiero. Ambas, como decía Scalabrini Ortiz, nos encadenan a la mecánica del interés compuesto.

De este modo la pretensión de los “fondos buitres” de llevar el nivel de endeudamiento externo en divisas a los que se tenían en el 2001 es devolvernos a una economía que debe reducir su nivel de vida, con bajos salarios que permitan exportar mucho e importar poco.

La historia de la economía argentina nos demuestra que cuanto más nos endeudamos peor estamos, entonces nos “ayudan” si no quieren prestarnos. Y si nosotros también ayudamos a que así sea. No deberíamos ceder frente al embate de los mascarones de proa de las grandes corporaciones multinacionales que son los llamados fondos “buitres”.

 

Nota complementaria sobre la deuda externa